Llegaba el
mes de diciembre de mi Erasmus en Alemania y había que pensar qué hacer para
Nochevieja. Aachen no pintaba nada bien: en esta época del año se vacía de
estudiantes y la verdad es que no ofrece gran cosa para pasar el fin de año, no
si se busca algo diferente pasándolo fuera de España. Así que ¿por qué no irse
a Berlín?
La forma de
llegar hasta Berlín desde Aachen era bien sencilla: en tren usando alguno de los
billetes para viajar en grupo, con el cual el trayecto nos salía por entre 8 y
15 euros (aunque tuviéramos que coger cinco trenes y pasar más de diez horas en
ellos). El tema del alojamiento estaba algo más complicado y no iba a salir tan
barato. Con Berlín como una de las capitales europeas más populares actualmente,
los precios se inflaban bastante y la disponibilidad andaba escasa.
Afortunadamente encontramos cama en el hostel BaxPax Downtown, muy bien
situado, a tres minutos de la estación de Friedichstrasse y a apenas 15 de la
puerta de Brandeburgo. Cuatro noches por 140 euros y en una habitación con 30
camas, que al final no estuvo tan mal como pensábamos. El hostel en sí está muy
bien (también tiene habitaciones menos multitudinarias) y precios muy
competitivos para el resto del año. La verdad es que si regreso pronto a Berlín
creo que volveré a alojarme allí.
Los fuegos artificiales que dan la bienvenida al Año Nuevo |
Nuestra idea
era recibir el nuevo año junto al lugar más característico de la ciudad: la
Puerta de Brandeburgo (el equivalente a la Puerta del Sol en Madrid). En
Alemania no tienen la costumbre de comerse las uvas, pero eso no era
impedimento para nosotros pues ya nos encargaríamos de comprarnos las nuestras
en un súper. Otra alternativa que nos dijeron era ir a la Oberbaumbrücke (el
puente más famoso de Berlín, justo al lado de la East Side Gallery) desde donde
habría una vista estupenda de los fuegos artificiales que lanzan al entrar al
año. Resultaba una idea atractiva pero decidimos seguir con el plan inicial (no
es lo mismo decir que has entrado al año nuevo sobre un puente que al lado de
la Puerta de Brandeburgo).
Frente a la
Puerta de Brandeburgo se extiende el parque Tiergarten, que vallan para la
ocasión y es donde se congrega toda la gente. Al lado de la Puerta instalan un
escenario donde actúan artistas las horas previas al año nuevo. Nosotros fuimos
a las diez de la noche y ya había miles de personas (auguraban un millón,
aunque no sé yo si habría tantas, pero no debieron faltar muchas), así que
tuvimos que alejarnos bastante de la Puerta de Brandeburgo para poder entrar al
recinto, al cual no dejaban meter botellas de vidrio (tampoco fue problema para
nosotros, pues trasvasamos el cava a una de plástico… algo cutre, pero qué se
le iba a hacer). Y allí nos tomamos las uvas, con la cuenta atrás de diez a
cero y los posteriores fuegos artificiales. Poco después el parque se comenzó a
descongestionar y nos acercamos hasta llegar a la Puerta, donde todavía seguía
habiendo ambiente.
Por fin... ¡la Puerta de Brandeburgo! |
De este
segundo viaje a Berlín, casi seis años después del primero, he encontrado la
ciudad algo distinta. Dicen que en los últimos tres años Berlín se ha vuelto
muy turística y no sé, tal vez sea verdad. Esta vez el Checkpoint Charlie parecía
reconvertido en parque temático. Junto a los típicos figurantes vestidos como
soldados con quien hacerse la foto, ahora había también numerosos puestos
ambulantes con gorros, emblemas y máscaras de gas de la Alemania comunista, y varios
puestos de comida rápida, con otros más a punto de abrir. Demasiada
parafernalia alrededor de algo tan “pequeño”
Por otra
parte, esta vez recorrí la East Side Gallery con una sensación distinta. No sé
si sería por los numerosos turistas que había, o porque la mayoría de las
pintadas llevaban ahora, tras su restauración, además de la firma del autor
también su página web y dirección de correo electrónico; y parecían haber
dejado de tener ese aspecto de arte callejero para convertirse en algo
autopublicitario.
En cualquier
caso, he vuelto de este viaje a Berlín con ganas de más, de regresar pronto y
seguir conociendo más de la ciudad, de volver a ver lo visto y ver cosas
nuevas, porque al marcharte de la ciudad siempre tienes la sensación de estar
dejándote algo.
Nueva modalidad de foto: saltando el Muro |
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