viernes, 1 de noviembre de 2013

Astérix y los Pictos (Reseña)

El pasado 24 de octubre salió a la venta en todo el mundo Astérix y los Pictos, el último álbum de las aventuras de Astérix y el primero de ellos sin la firma de Albert Uderzo, creador e ilustrador original, quien había tomado en solitario las riendas del personaje tras el fallecimiento en 1977 de René Goscinny, el otro creador y guionista original de la serie.
 
Este nuevo número viene precedido de la deriva argumental que habían tomado los últimos cómics de Astérix -los creados por Uderzo-, por lo que había cierta expectación por ver si los nuevos autores serían capaces de alzar de nuevo al personaje y conseguir un resultado cercano a los álbumes originales, cuyo guión a cargo de Goscinny ciertamente había dejado el listón muy alto. La pregunta está clara: ¿es este Astérix y los Pictos digno sucesor de los álbumes originales?



Los autores escogidos para la ocasión han sido Jean-Yves Ferri (guionista) y Didier Conrad (dibujante), quienes han elegido para ésta su primera aventura la estructura de historia típica de viajes de Astérix, es decir: un extraño y curioso personaje llega a la aldea alterando la tranquilidad habitual de la misma, y los galos deciden que lo mejor es ayudarle a regresar a su tierra (y de paso, ayudarle también en su lucha contra los romanos); lo que siempre da pie a la inclusión de chistes relativos a los tópicos universales y tradiciones locales del nuevo país al que viajan (Escocia en esta ocasión). Una buena opción para tratarse del álbum que sirve de primera toma de contacto con el personaje, evitando así una aventura centrada en la aldea gala, que hubiera exigido una historia más profunda y original.

Poco podrían intuir aquí nuestros amigos que después de tanto tiempo vivirían una nueva aventura

Primero hablaré del dibujo. Conrad ha evitado desviarse de los trazos de Uderzo, limitándose prácticamente a imitar el estilo de éste sin experimentar demasiado, por lo que en numerosas viñetas tendremos la sensación de estar leyendo un original de Uderzo. Esto es algo que sin duda los habituales a Astérix agradecerán, aunque es de esperar que en próximas aventuras el autor vaya definiendo su propio estilo al frente del personaje (si la editorial no le aprieta demasiado en este aspecto).

Obélix, siempre abierto al intercambio cultural o al lanzamiento de cáber escocés

En cuanto al guión -la cuestión más peliaguda y que más se había resentido tras la desaparición de Goscinny-, éste está plagado de lo habitual en las aventuras del galo: juegos de palabras, ridiculización de los romanos, conflictos culturales y discusiones entre los protagonistas; manteniéndose intactas las características de los personajes -especialmente Obélix, con su inocente ingenuidad y su a veces soliviantable ánimo-. Se agradece que Ferri no haya recurrido a repetir escenas de álbumes anteriores en un burdo intento por mantener la esencia, sino que haya ido más allá elaborando situaciones propias que pueden pasar perfectamente por sacadas de los álbumes firmados por Goscinny.

Conflicto cultural motivado por el diferente trato dispensado a los bardos

Tal vez algo que podría haberse tenido más en cuenta es la inclusión de algún secundario algo más carismático que los que aparecen en la historia, dado que no acaban de tener gancho los romanos que vemos o el personaje central que da pie a la aventura, quien por cierto tiene un aire al indio americano Umpah-pah, en un claro homenaje a la primera obra que Goscinny y Uderzo realizaron juntos. Otro aspecto que se le echa en falta es la participación del ingenio de Astérix en la resolución del conflicto, en lugar de jugar un papel más pasivo o incluso de mero espectador (salvo en las tortas a los romanos, en cuyo caso nunca decepciona).

¿Dos extraños vestidos con "rayas"? ¿A quíénes se pueden estar refiriendo?

Indudablemente los autores han tenido detrás a la editorial, observando con lupa que el resultado no se saliera de los cánones establecidos en los álbumes originales y pudiera espantar a los seguidores más tradicionales del personaje. Pero se les ve cómodos en el trabajo que han hecho y aunque esta aventura no sea demasiado atrevida, es probable que con el tiempo la editorial les dejará más libertad en la creación de nuevas historias, esperemos más relacionadas con las problemáticas del presente adaptadas a la irreductible aldea gala, como bien sabía tratar Goscinny.

Vincent Cassel y sus maléficos planes para con la Galia

En conclusión, los autores han hecho un buen trabajo que supera con creces los últimos tomos firmados por Uderzo (aunque no lo tuvieran muy difícil, la verdad) y el humor en general bebe del de los álbumes originales, confirmando que se encuentran en la dirección correcta para poder brindarnos en el futuro nuevas aventuras de Astérix con las que volver a seguir disfrutando del personaje.

Por duras que sean las despedidas no siempre es necesario adornarlas con canciones

PD.- Decía antes que los personajes secundarios no terminaban de tener gancho. Pues bien, en la historia hace aparición un personaje que, aunque presentado de manera brusca y apenas aparezca en una docena de viñetas, se convierte en uno de los grandes pequeños detalles del cómic: Numerusclausus, un funcionario romano llegado a la aldea con la intención de llevar a cabo un censo de los habitantes de la misma. Como he dicho, apenas un puñado de viñetas pero tal personaje llega a ganarse su espacio y aporta ese pequeño detalle que complementa a la obra.

viernes, 18 de octubre de 2013

Qué ver en Bremen

Tal vez el primer recuerdo que muchos de nosotros tenemos asociado a la ciudad de Bremen sea el famoso cuento de los hermanos Grimm de los músicos de Bremen, en el cual un grupo de animales –un gallo, un gato, un perro y un burro- escapan de sus dueños –y por consiguiente de una muerte segura- e inician un eterno viaje –eterno porque nunca llega a saberse si finalmente logran llegar- a la ciudad libre de Bremen.

El cuento de los músicos de Bremen

Podríamos pensar que un cuento de ficción no tiene por qué hacer justicia a Bremen –o viceversa-, y/o que poco se puede esperar de otra ciudad alemana bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, pero si pensamos esto sobre ella sería conveniente aclarar dos cosas: la primera es que no podríamos estar más equivocados, y la segunda es que no podríamos ser más afortunados, porque si visitamos la ciudad sin grandes pretensiones es más que probable que Bremen termine por sorprendernos gratamente.

Marktplatz de Bremen

Bremen cuenta con la particularidad de ser una de las tres ciudades-estado de Alemania (las otras dos son Berlín y Hamburgo) y está compuesta por la ciudad de Bremen en sí (rodeada por el estado federado de Baja Sajonia) y por la ciudad de Bremerhaven, o puerto de Bremen, situada a 60 kilómetros de distancia en la desembocadura del río Weser.

El nombre completo de la ciudad es Ciudad Libre Hanseática de Bremen, procedente de la época en la que formó parte de la Liga Hanseática, una federación comercial formada en el siglo XIII por ciudades independientes con el propósito de defenderse de los ataques de los piratas, comerciar entre sí, obtener privilegios y rutas comerciales exclusivas e influir económica y militarmente en la política de la época. Algunas de las otras ciudades pertenecientes a la Liga Hanseática fueron Hamburgo, Lübeck, Riga, Brujas o Colonia.

Las ciudades que formaban parte de la Liga Hanseática

Volviendo al presente, Bremen nos ofrece una variada lista de lugares de interés que bien merece una escapada a la ciudad. A partir del mapa turístico de la ciudad (al final de este post) destacamos los siguientes puntos:
  • El Ayuntamiento de Bremen (4), construido a comienzos del siglo XV y con fachada añadida en el XVII. El edificio sobrevivió con apenas daños a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y es uno de los dos elementos de Bremen que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Ayuntamiento de Bremen
 
  • El segundo elemento Patrimonio de la Humanidad y que también fue salvado de la guerra es la estatua de Rolando (5) o Roldán, de principios del siglo XV y la más grande y más famosa de todas cuantas hay en Alemania dedicadas al héroe, paladín y sobrino de Carlomagno, Rolando, al cual ya me referí en este blog en la entrada sobre Drachenfels. La estatua porta la espada Durandarte y el escudo imperial –añadido con posterioridad-, aunque la cabeza de Rolando no es la original, encontrándose ésta en el Focke Museum, museo de arte, cultura e historia de la ciudad.

La estatua de Rolando

  • El lugar donde se encuentran el Ayuntamiento y la estatua de Roldán es el Marktplatz (2) o la plaza del Mercado, considerada el centro de la ciudad y donde además de lo ya mencionado también podemos encontrar el Haus der Bürgerschaft (6) (el moderno edificio del parlamento de Bremen), Schütting (7) (la casa de comercio de Bremen, construida en la primera mitad del siglo XVI al estilo de los edificios renacentistas de Flandes), en el lado oeste de la plaza varias casas históricas (3) y opuesta y un poco más alejad la catedral de San Pedro, del siglo XV. El Marktplatz es un buen lugar donde poder sentarse a tomar algo mientras se disfruta de la panorámica de 360 grados acompañados de los músicos callejeros.

De izq. a der.: el Ayuntamiento, la Catedral y el Haus der Bürgerschaft

  • De la parte sur del Markplatz nace la estrecha y concurrida calle Böttcherstraße (8), con casas de ladrillo de curiosa arquitectura y que alberga numerosas tiendas de souvenirs, restaurantes, talleres de arte y un reloj de carrillón con 30 campanas.

  • Al final de Böttcherstraße y atravesando un pequeño túnel llegamos al río Weser, cuyo paseo o Weserpromenade Schlachte es uno de los lugares más animados de la ciudad con cervecerías y terrazas al aire libre (cuando hace buen tiempo) y desde donde podemos coger algún barco en el embarcadero de San Martín, o Martinianleger.

  • En la esquina sur de la ciudad vieja se encuentra ubicado Schnoorviertel (11), o barrio de Schnoor, el más antiguo de Bremen y un laberinto de calles estrechas y casas de entramado de madera de los siglos XVI y XVII en el que es un placer perderse lejos del ajetreado ritmo del resto de la ciudad. 
  •  
Schnoorviertel

  • Y para acabar no podíamos olvidarnos de los personajes con los que comenzamos esta entrada: los músicos de Bremen, cuya estatua (13) se encuentra en la pared oeste del ayuntamiento y que a pesar de estar medio escondida, probablemente sea el monumento de la ciudad que más gente atrae con el propósito de sacarse una foto, tarea que según el día puede volverse harto complicada.

La estatua de los famosos músicos de Bremen

El trayecto en tren entre Hamburgo y Bremen dura poco más de una hora, por lo que si establecemos nuestra base en Hamburgo, Bremen se convierte en una escapada de un día perfecta. Otra escapada podría ser Lübeck, una ciudad de la que hablaré próximamente.

A continuación dejo el mapa turístico de Bremen. En el recuadro negro de la parte superior izquierda están marcados con un número los lugares de interés del centro de la ciudad que he citado anteriormente y algunos más: 1) Oficina de Turismo de Bremen; 2) Marktplatz; 3) Casas históricas en la Marktplatz; 4) Ayuntamiento/Rathaus de Bremen; 5) Estatua de Rolando; 6) Haus der Bürgerschaft o Parlamento de la Ciudad-Estado de Bremen; 7) Schütting o casa de comercio; 8) Böttcherstraße; 9) Martinianlager; 10) Weserpromenade; 11) Schnoorviertel; 12) catedral de San Pedro y 13) estatua de los Músicos de Bremen. Mientras que en el mapa principal algunos de los lugares más importantes son: 1) Hauptbahnhof o estación principal de tren; 2) Messe Bremen, feria de congresos y exhibiciones; 3) Musical Theater Bremen; 5) Mühle am Wall, un molino de viento; 9) Spielbank Bremen, el casino; 11) Haus der Wissenschaft o Casa de la Ciencia; 12) Kunsthalle Bremen, o Galería de Arte; 13) Teatro de Bremen; o 14) Weserburg Museum für moderne Kunst, el Museo de Arte Moderno.

Mapa turístico de Bremen


jueves, 17 de octubre de 2013

Viajar barato en tren por Bélgica

Si hace ya algún tiempo hablaba en este blog de cómo se podía viajar a un precio más que asequible en tren por Alemania, hoy voy a explicar de cómo hacerlo por Bélgica, gracias a los billetes Go Pass y Rail Pass.

El abono para viajar por Bélgica más conocido es el Go Pass 10, un billete con 10 viajes que permite desplazarnos entre dos estaciones de tren cualesquiera sin importar la distancia ni el número de trenes que debamos coger. Por cada viaje que hagamos debemos escribir con bolígrafo en el propio billete las ciudades de origen y destino y el día del viaje. El billete es multipersonal, así que varias personas pueden utilizarlo a la vez, utilizando un viaje por cada una de ellas.

También está disponible el billete de un solo uso Go Pass 1, que sólo se puede comprar por Internet y especialmente indicado si no pensamos gastar todos los viajes del Go Pass 10.

El único inconveniente de los billetes Go Pass es que sólo son válidos para personas de menos de 26 años. Si tenemos 26 o más, existe otro billete llamado Rail Pass, con las mismas características que el GoPass 10 pero con un precio de 77 euros, por lo que cada viaje individual saldría por 7.

Es importante saber que si viajamos con cualquier Go Pass o Rail Pass al Aeropuerto Nacional de Bruselas (BRU) también tendremos que pagar adicionalmente la tasa Diabolo.

En la página web de los ferrocarriles belgas hay varias ofertas y promociones fijas o eventuales, así que lo mejor es consultarla antes de decidirse. Por ejemplo, el Weekend Ticket permite viajar por Bélgica con un 50% de descuento en fin de semana (viernes a partir de las 19 horas).


Para viajar desde Aachen a cualquier estación belga (o viceversa) y teniendo menos de 26 años, la mejor opción es el Go Pass 1 Aachen, por 7,80€ y de compra exclusiva por Internet. También hay billetes para viajar a Maastricht por 7,30 y otras ciudades fronterizas. Aunque si lo que se quiere es viajar entre las regiones de Lieja (Bélgica), Aachen (Alemania) y Maastricht (Países Bajos) sale más a cuenta utilizar el Euregio Ticket, del que hablaré próximamente.




miércoles, 16 de octubre de 2013

Qué ver en NRW (7): Aachen

Ya iba siendo hora de que hablara de la ciudad en la que viví durante un año: Aachen, o Aquisgrán para los hispanohablantes, la capital del imperio de Carlomagno, famosa por sus aguas termales y lugar de coronación de los emperadores germanos. Aachen es ahora una ciudad de 250.000 habitantes y a menudo pasa desapercibida cuando hablamos de otras ciudades de Renania con más renombre, como Colonia, Düsseldorf o Dortmund, pero lo cierto es que por las calles de Aquisgrán se respira más historia que por muchas otras ciudades vecinas más ricas y famosas.

De orígenes celtas, fue alrededor del siglo II cuando los romanos descubrieron las fuentes de aguas termales y construyeron en lo que hoy es Aquisgrán varias instalaciones de baños termales, una de ellas en el centro de la ciudad actual, Elisengarten, donde se pueden observar diversos restos arqueológicos. Más adelante, en el siglo VIII, Carlomagno decidió establecerse en Aachen atraído por esas mismas aguas termales y mandó construir su Palatinado Imperial, que más tarde daría lugar a la catedral y el ayuntamiento de Aachen, los dos monumentos más importantes de la ciudad.

La catedral de Aachen tiene su origen en la capilla palatina de base octogonal que mandó construir Carlomagno en el siglo VIII. En los siglos posteriores se añadieron el coro de nave (s. XV), varias capillas en torno al octógono (s. XV y XVI), la cúpula sobre el mismo (s. XVII) y se elevó la torre (s. XIX), entre las reformas más importantes. Dentro alberga, entre otros, el trono de Carlomagno y un relicario con sus restos mortales. De la catedral de Aquisgrán, de los elementos que la forman, su historia y de lo que alberga en su interior hablaré en profundidad en una futura entrada de este blog.

La catedral de Aachen

El ayuntamiento de Aachen tiene su origen en la Sala del Rey del Palatinado, aunque después de la demolición de gran parte de ésta en el siglo XIII, sólo algunas partes del ayuntamiento actual son originarias de la época de Carlomagno, siendo la más importante la Torre Granus, la torre oriental del ayuntamiento, considerada el edificio más antiguo de Aquisgrán. El edificio gótico que vemos hoy día fue construido en el siglo XIV, reconstruido y reformado en estilo barroco en el siglo XVII y vuelto a reconstruir con estilo gótico a partir del XIX. Del ayuntamiento histórico de Aachen, su fachada gótica, las salas de su interior y especialmente de su sala de coronación hablaré en profundidad en otra futura entrada de este blog.

Ayuntamiento de Aachen

Otras huellas del pasado medieval de Aquisgrán las encontramos en los restos de sus murallas. El emperador Federico Barbarroja otorgó en el siglo XII derechos municipales a la ciudad, por lo que se construyó una muralla fortificada. Restos de esta muralla se pueden encontrar en el cruce de las calles Templergraben y Pontstraße, también frente al edificio SuperC y en diferentes puntos de la calle Seilgraben, disimulados entre el entorno urbano.

En el siglo siguiente (XIII) y con la expansión de Aquisgrán la muralla de Barbarroja se quedó pequeña, por lo que se amplió y se construyó una segunda muralla exterior. Más significativos son los restos de esta segunda muralla, destacando dos puertas torre: Ponttor (al norte de la ciudad, al final de Pontstraße) y Maschiertor (al sur, cerca del Hauptbahnhof, la estación principal de tren), y alguna torre como el Langer Turm (en Junkerstraße).

Ponttor

Saltamos en el tiempo hasta la incorporación de Aachen en el Reino de Prusia en el año 1815, tras las guerras napoleónicas, cuando durante el reinado de Federico Guillermo III y bajo la corriente clasicista prusiana, se construyen en 1822 otros dos de los edificios más significativos de Aachen: Elisenbrunnen y el teatro municipal, aunque de éste ultimo sólo se conserva original la fachada principal.

Teatro de Aachen

Elisenbrunnen o fuente de Elisa, dedicada a Isabel Luisa de Baviera, esposa de Federico Guillermo IV, por aquel entonces príncipe prusiano y futuro monarca. De la fuente de agua termal emana un mal olor debido a su alto contenido en azufre (del sabor mejor ni hablar) aunque eso no impide que Elisenbrunnen ebulla de actividad en los meses de verano, junto con Elisengarten, el parque situado justo detrás y que desde 2013 alberga una ventana arqueológica con restos de diferentes épocas. En uno de los extremos de Elisenbrunnen se encuentra la Oficina Turística de Aachen.

Elisenbrunnen

Aquí acaba por ahora este breve paseo por la ciudad de Aachen pero próximamente publicaré algunas entradas más sobre qué más ver en Aachen, sobre la catedral y el ayuntamiento en profundidad, sobre leyendas de la ciudad o los mejores sitios para comer y beber :)

martes, 15 de octubre de 2013

Vuelta al blog (y II)

Se acabó el Erasmus y... ¿qué mejor forma de superar la depresión que volver al blog y comenzar a actualizarlo? ;)



La catedral de Aachen desde Hof





sábado, 20 de abril de 2013

Qué ver en NRW (6): Drachenfels


Cuenta la leyenda que Sigfrido, el héroe del poema épico alemán el Cantar de los Nibelungos, mató al dragón Fafner que habitaba en una cueva en la montaña llamada Drachenfels. Bañándose en la sangre del dragón, Sigfrido obtuvo la invulnerabilidad pero sin percatarse que una hoja de tilo caída de un árbol se le había pegado en la espalda, y que esta parte de su cuerpo que no fue mojada en sangre permaneció vulnerable. Esto sería finalmente aprovechado por sus enemigos para darle muerte (algo así como a Aquiles en la Ilíada).

Sigfrido enfrentándose al dragón

Aunque todo se trate de una leyenda, hay un único dato auténtico y es que Drachenfels existe. Pero no se trata de una gran montaña, pues en realidad con sus 321 metros de altura es poco más que una colina. Situada al sur de Bonn, junto al pueblo de Königswinter y a orillas del río Rin, justo cuando este abandona el estado de Renania-Palatinado para adentrarse en el de Renania del Norte-Westfalia. Drachenfels (Roca del Dragón) forma parte de las Siebengebirge (las Siete Montañas), siete famosas montañas o colinas en una zona con más de treinta, de las cuales se extrajeron grandes cantidades de piedra para construir la catedral de Colonia. Ahora parte de ellas forman el parque natural de las Siebengebirge y son un buen lugar para practicar senderismo.

El ascenso a pie a Drachenfels, aunque algo duro al principio, se convierte pronto en un agradable paseo de poco más de 40 minutos. Otra opción es subir usando el tren cremallera, que conecta la Oficina de Turismo al pie de la montaña con la cima de esta por 8 euros (10 incluyendo la vuelta). Algo caro y con lo que nos perdemos buena parte del encanto de la subida.

Camino a la cima encontramos dos lugares de interés. El primero, a un cuarto de distancia, es Nibelungenhalle, un curioso edificio de arquitectura gótica algo siniestro construido a principios de siglo, que alberga un museo con una galería de pinturas con escenas de la ópera de Wagner de El Anillo del Nibelungo y una exposición de reptiles vivos (en línea con la susodicha leyenda de Sigfrido y el dragón). El segundo, a medio camino y mucho más destacable, es el palacio de Drachenburg, construido a finales del siglo XIX y ahora restaurante y museo, con parada intermedia del tren cremallera. Existe un billete combinado para el viaje en tren cremallera que incluye la entrada a Nibelungenhalle y Drachenburg, mucho más barato que si se compraran por separado.

Las ruinas de Drachenfels

Finalmente, coronando Drachenfels se encuentran las ruinas del castillo del mismo nombre, datado del siglo XII y destruido en el XVII durante la Guerra de los Treinta Años. Desde el mirador del castillo y desde otro situado un poco más abajo junto a un restaurante, se obtiene una magnífica panorámica del río Rin y sus alrededores, entre lo que podemos destacar:


  • Dirigiendo la mirada hacia el norte, a través del curso del río y en la orilla izquierda de éste, extendiéndose más allá de unos edificios altos que destacan, la ciudad de Bonn.
  • Observando al sur, a este lado del río, el pueblo de Bad Honnef, primera localidad de Renania del Norte-Westfalia según entra el Rin en ella, y donde el Canciller alemán Konrad Adenauer estableció su casa de retiro hasta su muerte.
  • Frente a Bad Honnef y sobre el río, las islas de Grafenwerth y Nonnenwerth, perteneciente la primera de ellas a Renania del Norte-Westfalia y la segunda al estado de Renania-Palatinado.
  • Al otro lado del río y frente a las islas, una colina donde antaño se alzaba el castillo de Rolandseck, del cual ahora sólo queda el Rolandsbogen (el Arco de Rolando), una ventana de piedra desde la cual, según cuenta la leyenda, Rolando (paladín de Carlomagno y héroe épico francés) observaba a su amada que se había retirado abatida en el convento de la isla Nonnenwerth.

Si visitamos Drachenfels, conviene también visitar Königswinter y dar un paseo a orillas del Rin o ver algunas de las pintorescas casas de entramado de madera en su calle principal (Hauptstraβe). Diferentes alternativas desde aquí son hacer alguna ruta de senderismo por las Siebengebirge o tomar un ferry por el río Rin.